Ladrando
La luna se levanta.
La luna desciende.
Esto es para informarte
que no morí joven.
La edad me sobrepasó
pero me emparejé.
La primavera ha empezado aquí, y cada día
trae nuevos pájaros desde México.
Ayer recibí una llamada desde el mundo
exterior pero dije no en el acto.
Yo era un perro con una cadena corta
y ahora ya no hay cadena.
Las chicas de invierno
Desde la ventana del bar veo
un círculo de chicas estirándose y bostezando
del otro lado de la calle. Es lo último de enero y 74
grados. Ellas aman el calor porque
ellas son un calor húmedo. El calor ama
el calor y hoy es un guiño de lo que vendrá
con la primavera ya cerca, cuando los pájaros gloriosos
vengan atropellados desde México. A las chicas
no les importan los pájaros porque ellas son pájaros.
Recuerdo en la escuela secundaria media docena
de porristas descansando sobre un colchón de lucha
en shorts cortos en el gimnasio, yo al lado de ellas
con un tonto dolor de entrañas. Qué eran ellas?
Vivas, encantadoras, carne tibia pues todos estamos
tratando de alcanzar a alguien más fuera de nuestro cuerpo.
El presente
El costo del vuelo es el aterrizaje.
En este cálido día de invierno en el sureste,
aquí en el límite de la frontera quiero
ir a Francia desde donde todo vino
donde el Occidente nació cerca de las antiguas
cuevas cerca de Lascaux. En casa estoy solamente
sentado sobre el borde de este hoyo negro de la tierra.
Con un gran telescopio apuntado hacia abajo
veo un punto rojo de fuego y escucho la bestia aullar.
Mi espalda está supurando con enfermedad,
el corazón tambalea de izquierda a derecha
el cerebro canta sus cancioncillas.
En todos lados películas blancas en blanco esperan por ser vistas.
la alondra se sumergió entre las pulgadas de las rocas
antes de detenerse y levantarse de nuevo.
Los dedos de los pies de Dios enterrados en la tierra.
Esta listo para correr. ¿Pero hacia dónde?
***
Jim Harrison, 11 de diciembre de 1937-26 de marzo de 2016, fue un escritor estadounidense.
+Traducción de Fernando Vérkell
+Foto: Andy Anderson